A lo largo de nuestra exploración del poderoso guión de Benjamin Benne, me conmovió la doble vida del texto como una historia de amor y la experiencia de vivir en una pesadilla, y me desafío con las preguntas que revelaba. A primera vista, la historia de Alma y Angel es familiar: una familia que intenta avanzar con alegría hacía las metas ideales del Sueño Americano, incluso cuando la incertidumbre socava el valor y la determinación.
Alma se activa dado a el lugar que ocupa en la cronología: la crisis y el conflicto que definieron la presidencia número 45, el horror de la detención y la deportación en la frontera de EE. UU. y México amplificada en el escenario mundial y la tragedia de la asimilación: la existencia en espacio liminal, la búsqueda de pertenencia, la navegación de la lucha, el sacrificio personal, el desacorde en los ideales familiares y la división entre las generaciones. Entonces y ahora, las narrativas sobre inmigrantes y de los que buscan asilo han utilizado el miedo para perpetuar conceptos erróneos sobre el camino hacia la ciudadanía, sin pensar en el impacto que tiene en las familias de todo el continente la legislación xenófoba y la legislación que apoya la supremacía blanca. Los invito a reflexionar sobre ese momento, los temores que quizás recuerden haber confrontado y los tremendos cambios que han ocurrido desde entonces.
¿Cuál es la fuerza más aterradora que puedes imaginar entrando en tu casa y destruyendo a tu familia?
¿Cómo responderías si descubrieras lo que te acecha en tus pesadillas se ha estado escondiendo a simple vista todo el día?
Alma y Angel deben enfrentar sus miedos esta noche. Mientras enfrentan e intentan manejar el miedo con compasión, esperemos que tengan el valor de dar un paso más en la oscuridad y acercarse el uno al otro.
Ofrecemos esta pieza a nuestra querida Madre. Nuestras queridas madres. Gratitud a las madres que nos defienden y protegen. Gratitud a los que nos cuidan y que nos llenan la barriga y nos enseñan el respeto mutuo y la devoción, que nos abren camino y curan nuestras heridas. Gratitud a los jóvenes que abren sus corazones con compasión y cuidado por sus mayores, cuyo futuro nos esforzamos por proteger.
Les recordamos una historia que quieren olvidar.
Proclamamos la historia que no pueden ignorar.
Denise Yvette Serna
Director, Alma por Benjamin Benne